miércoles, 8 de julio de 2009

Conversaciones con Octavio

Siempre que tomo un libro de poesía, he de coger un lápiz, porque no hay ocasión en que no acabe garabateando en sus márgenes, entre los poemas editados, mis propios versos, en una suerte de conversación con el autor del libro. Sus versos hacen surgir los míos, como una charla entre poetas. Y si hay un poeta con el que mantengo mis diálogos más luminosos, es con mi favorito, Octavio Paz.

Hojeo un ejemplar (tengo dos) de Libertad bajo palabra y, aún antes de llegar al primer poema, escribo:

I.

Vienes conmigo
ahora,
querido Octavio,
en mi bolsa,
como un amigo,
colgado del hombro,
agarrado a mi brazo,
camarada.
Al alcance de la mano,
como la herida del costado,
afable, obscuro, verde y ventoso,
poeta.
Ya no camino solo,
voy conversando
con Octavio,
apesadumbrado, entusiasmado,
ilusionado,
asombrado,
apasionado.

Después, subrayo algunos de sus versos, los que me llegan más dentro. Junto a algunos de sus poemas escribo otros míos, animados por la conversación. De ahí surgió el poemario Conversaciones con Octavio, formado por veintiuna composiciones. Quiero creer que son momentos entrañables entre dos poetas que hablan de sus cosas, de sus imaginarios compartidos y que a Octavio le habría gustado conversar de este modo.

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