I.
Vienes conmigo
ahora,
querido Octavio,
en mi bolsa,
como un amigo,
colgado del hombro,
agarrado a mi brazo,
camarada.
Al alcance de la mano,
como la herida del costado,
afable, obscuro, verde y ventoso,
poeta.
Ya no camino solo,
voy conversando
con Octavio,
apesadumbrado, entusiasmado,
ilusionado,
asombrado,
apasionado.
Después, subrayo algunos de sus versos, los que me llegan más dentro. Junto a algunos de sus poemas escribo otros míos, animados por la conversación. De ahí surgió el poemario Conversaciones con Octavio, formado por veintiuna composiciones. Quiero creer que son momentos entrañables entre dos poetas que hablan de sus cosas, de sus imaginarios compartidos y que a Octavio le habría gustado conversar de este modo.
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