miércoles, 29 de julio de 2009

Nacen dos nuevos blogs



Ven la luz de la Red dos nuevos blogs de Juan Enrique Soto, La Barca Voladora y El exilio imaginado. Ambos responden a la expresión de diferentes inquietudes del autor.

Por un lado, en La Barca Voladora, a través de una serie de ensayos, se da forma al proceso creativo y al itinerario literario y comercial de la novela así titulada, proceso que no dejó de sorprender ni un sólo instante al escritor según se iban cerrando tramas y subtramas, a pesar de que ninguna de ellas había sido planificada previamente. En el blog Juan Enrique Soto tratará de ir desgranando cada uno de los aspectos de la improvisación que dio origen a una novela difícil de clasificar (o demasiado fácil) dentro de un género. ¿Quizá una novela filosófica de aventuras o una novela de aventuras con tintes filosóficos?

Está resultando sumamente placentero desentrañar el proceso de producción de un texto que ha asombrado a sus lectores y que dará lugar a una trilogía entrañable, sin duda.
El otro blog tiene tintes distintos. Responde a las inquietudes de Juan Enrique Soto por atreverse a definirse a sí mismo como poeta, término que no osa pronunciar muy alto por el excesivo respeto que el autor le tiene al término. En el citado espacio se mostrará la obra en verso hasta ahora escrita y que resulta muy extensa e intensa.

El título del blog corresponde con el del poemario más arriesgado y exigente de Juan Enrique Soto, una obra con formato de guión de cine en el que se narra en verso el delirio de quien, para poder sentirse poeta, se imagina vivir en el exilio.

Tratará el blog de que otros respondan a la pregunta que el autor no deja de hacerse cada vez que intenta escribir un verso y que plantea si no será demasiado feliz para ser poeta.

miércoles, 22 de julio de 2009

Místico publicado en blog

El poema titulado Místico, que ya tuvo su oportunidad en una entrada anterior de este blog, ha sido publicado en el espacio literario de la red Antología Literaria, en el que se publican obras de escritores latinoamericanos.
La citada publicación permite y alienta el comentario y la opinión merecida por los textos expuestos.

Podéis acceder al mismo a través de la siguiente dirección:

jueves, 16 de julio de 2009

La verdad de Stephan, relato galardonado

El relato "La verdad de Stephan" ha obtenido el Segundo Premio, en el apartado de relatos de viaje, de la Segunda Edición de Premios FIMBA de Literatura 2009.
El fallo se dio a conocer dentro de la Tercera Edición de los Premios Eduardo de Literatura 2009, convocado por Umbrales Ediciones y FIMBA.
En la categoría de relatos de viaje, "La verdad de Stephan" fue declarado segundo entre 131 participantes.

domingo, 12 de julio de 2009

Conversaciones con Octavio (y II)


Dice Octavio:

NUEVO ROSTRO

La noche borra noches en tu rostro,
derrama aceites en tus secos párpados,
quema en tu frente el pensamiento
y atrás del pensamiento la memoria.
Entre las sombras que te anegan
otro rostro amanece.
Y siento que a mi lado
no eres tú la que duerme,
sino la niña aquella que fuiste
y que esperaba sólo que durmieras
para volver y conocerme.


Y yo le contesto:

Primero son los ojos;
después, reflejo invertido;
un rincón de memoria
y, por último,
tenaz olvido.

El poema de Octavio está extraido de Libertad bajo palabra; el mío, de Conversaciones con Octavio.

miércoles, 8 de julio de 2009

Conversaciones con Octavio

Siempre que tomo un libro de poesía, he de coger un lápiz, porque no hay ocasión en que no acabe garabateando en sus márgenes, entre los poemas editados, mis propios versos, en una suerte de conversación con el autor del libro. Sus versos hacen surgir los míos, como una charla entre poetas. Y si hay un poeta con el que mantengo mis diálogos más luminosos, es con mi favorito, Octavio Paz.

Hojeo un ejemplar (tengo dos) de Libertad bajo palabra y, aún antes de llegar al primer poema, escribo:

I.

Vienes conmigo
ahora,
querido Octavio,
en mi bolsa,
como un amigo,
colgado del hombro,
agarrado a mi brazo,
camarada.
Al alcance de la mano,
como la herida del costado,
afable, obscuro, verde y ventoso,
poeta.
Ya no camino solo,
voy conversando
con Octavio,
apesadumbrado, entusiasmado,
ilusionado,
asombrado,
apasionado.

Después, subrayo algunos de sus versos, los que me llegan más dentro. Junto a algunos de sus poemas escribo otros míos, animados por la conversación. De ahí surgió el poemario Conversaciones con Octavio, formado por veintiuna composiciones. Quiero creer que son momentos entrañables entre dos poetas que hablan de sus cosas, de sus imaginarios compartidos y que a Octavio le habría gustado conversar de este modo.

lunes, 29 de junio de 2009

Voz de poeta

XII.

Cierro la ventana
y queda el viento fuera
y el vaivén de la lavanda.

Cierro la ventana
y queda mi cuerpo dentro
y con él sus mil hazañas.

Cierro la ventana
y queda el olivo fuera
y la sorpresa de su grana.

Cierro la ventana
y queda mi sueño dentro,
lo mismo hoy que mañana.

Lo siento, es más que promesa,
quede dentro o quede fuera
mi voz es, ya, voz de poeta.
De Penumbras sobre un mar de espumas, por Juan Enrique Soto

martes, 23 de junio de 2009

Anclas en tierra seca

El mar se ha secado. Los barcos están despanzurrados por todas partes. Los cofres de los antiguos galeones y barcos piratas han sido saqueados en menos de un día. Los peces boquearon más o menos. ¡Qué bonito es el coral! ¡Cuántos colores! Los ríos no saben qué hacer en los deltas. ¡Vamos a morir todos! Ya no hay primera línea de playa. Podemos ir en coche a cualquier parte. Sólo se podrá pescar en los ríos, lagos y balsas. Subirá el precio de la sal. Ya no se podrá gritar ¡tierra! Toda la marinería sin trabajo. Los lobos de mar lo serán sólo en los libros. ¡Cuánta tierra por explorar! Ya no son necesarias las velas ni los remos, ni los timoneles. Los polizones tendrán que coger el tren. ¡Vamos a morir todos! No se podrá decir: el azul del mar. No habrá maremotos. Será fácil encontrar conchas. Nadie morirá en naufragios. ¿Dónde se reflejará la luna? ¡Vaya! ¡Se me olvidó contar las olas!
No, no me gusta que se haya secado el mar. Moriremos todos. Lentamente. No pienso esperar en lo que fue la orilla. ¡Niño! ¡Acércame ese ancla! Que me lo voy a atar al cuello. Que me voy a sentar en lo más hondo, más hondo de este seco puerto.